martes, 23 de agosto de 2011

Lo siento, pero yo ya no caigo tan bajo.

-¿Qué pasa? ¿Te vas a olvidar de todo?
+¿Cómo quieres que me olvide si no paras de recordarmelo?
-Entonces es eso, ¿quieres olvidarme...?
+Exacto, no quiero recordar los momentos que pasamos.
-Tanto tiempo desperdiciado... No me lo puedo creer. Todas nuestras noches en vela, las caricias, los besos, los abrazos, los te quiero... ¿Todo para nada? ¿Para que te vallas con la primera zorra que veas?
+Bueno, tampoco es eso. Estás exagerando. Y de todas formas no puedes obligarme a quererte toda la vida.
-¿Exagerando? No, no estoy exagerando, es la puta verdad. Y ya, es verdad, no puedo obligarte, pero tampoco quiero. Mira, haz lo que quieras. Como tú mismo has dicho, sino me quieres, no me quieres.
Tampoco voy a suplicarte que te quedes a mi lado, porque sé que no lo vas ha hacer.
+Bueno déjalo.
-No, no lo dejo. Y si algún día te arrepientes, no creo que vuelva a ser igual. Porque,  ¿qué quieres que te diga, qué te quiero otra vez? Lo siento, pero yo ya no caigo tan bajo.