miércoles, 17 de agosto de 2011

Ven a la parte sur.

Todo el mundo cree que nuestro cerebro se divide en izquierda y derecha, pero no. Se divide en norte y sur.
La parte Norte es la que te lleva a trabajar todos los días, y la del Sur es la que nos dice vámonos de fiesta.
Ahora estamos en la parte sur, la que te dice vámonos de fiesta, la de probar bocas y sabores distintos, al fin y al cabo la vida es algo que hay que morder y cada boca tiene un sabor. Estamos a tiempo también de vivir un amor de verano, de enamorarnos y luego desenamorarnos y quizá olvidarnos. También de revivir aquel primer amor. De salir con tus amigos y no parar en toda la noche. De que te duela el estomago de tanto reírte. De bailar, de cantar, de beber, de disfrutar cada día como si fuera el último.
Estamos a tiempo de vivir realmente de verdad, de disfrutar de la vida como deberíamos. Y es que estamos en plena juventud y además en verano. En esa estación tan deseada, donde no existen problemas,y dejamos la mente en desconexión absoluta. Ahora toca olvidarse del norte, de perderlo, y disfrutar más del sur, al fin y al cabo ya tendremos tiempo de recuperarlo.

¿Quieres llorar? ¡Hazlo! Nadie te lo impide.

Sé que necesitas desahogarte; gritar, llorar, estar sola, golpear todo lo que esté en tu camino... Pero, piénsalo, ¿de verdad vale la pena?
¿Crees que se merece que estés así por él? No, no se lo mereces. Tampoco se merece ni un ''lo siento'' más, ni que le pidas perdón otra puta vez.
Plántale cara. Dile lo que piensas. Recuerdale todo lo que has hecho por él, y como te lo agradece ahora. Recuerdale lo que fuisteis el uno para el otro; mejores amigos, decíais...
La verdad, alucino. No podía llegar a pensar que una persona pudiera cambiar tanto en menos de un mes. Lo conocías mejor que nadie y ahora, ahora es otra persona.
Ha cambiado. Ya no es el mismo, no es él, y todo por culpa de sus ''nuevos amigos'', por llamarlos de alguna manera.
Lo mejor, es que dentro de poco pasarán de él, y se quedará solo. Ha perdido a sus amigos, a los de verdad. Vendrá arrastrándose y pidiendo perdón. Y ella, como buena persona que es y sobretodo mejor amiga le dirá que es agua pasada, y todo volverá a ser como antes.

María C. es vuestra historia.